Casa de Asterión

Cada noche cierro los ojos,
y me pierdo en un camino de sombras.
Desvanezco tierna en el vacío,
habito la simplicidad absoluta.
Mi castillo de arena se desarma
a orillas de un mar que nunca cansa.
Lugar donde habita lo imposible,
y entre espíritus libres, se anda.
Casa de Asterión, laberinto indescifrable.
¡Oh Ariadna!, no me salves.
Deja aquel hilo rojo,
que en el laberinto se acuna.
Y déjame ser nadie, para siempre…
Mientras me disuelvo lentamente,
en la frágil memoria de la Luna.